Mi palabra no tiene eco
Después de dar tanta vuelta a mi
cabeza llegue a la conclusión
Que mi palabra no tiene eco, que
estoy dando demasiado sin recibir nada a cambio,
ni siquiera el respeto que merezco...
No sé a qué tiempo mi palabra perdió
la fuerza.
Estoy seguro que mis palabras se las ha
llevado el viento...
Así como se lleva las hojas de los arboles en otoño...
A donde no lo sé exactamente seguramente
estarán repicando en el limbo,
o en el silencio de esta obscura noche, a lo
mejor buscando alguien desesperado
quien necesite escuchar aquel eco... De mi
voz
Será que esperé mucho de algunas
personas y al final lo que hice fue desgastar mis palabras.
De pronto una reflexión llega a mi "No
te preocupes nunca las palabras de amor hacia un hijo se van a la nada ten por
seguro que están entrando en el corazón de él sólo dale tiempo y
con el amor de Dios confía en que las escuchara" Una hermosa exhortación.
Estoy a la mitad de mi vida dejando mi
aliento en este cuerpo cansado de tanto rodar, que solo me deja el vacío
en el alma, de un mal sueño del que quiero despertar...
Ojalá...!! .. Ojalá..!!!
Solo fuera un sueño.. Y ese eco de mis
palabras llegue a ti .
Maurofrio 2014
Somos cinco mil aquí.
En esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?
Somos aquí diez mil manos
que siembran y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa.
Que lentamente querrá la muerte.
Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura.
¿Y Méjico, Cuba, y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del Compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
Canto, que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos momentos del infinito
en que el silencio y el grito son las metas de este canto.
Lo que nunca vi, lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento...
Victor Jara